• El oso tiene que romper el monopolio reproductor del macho Pyros y aportar más variabilidad genética
  • El proyecto Piroslife de consolidación de la población de osos en los Pirineos centrales tiene un presupuesto de 2,5 millones de euros 

El equipo técnico del proyecto Piroslife ha liberado con éxito este lunes al atardecer, en el Parc Natural del Alt Pirineu, un nuevo oso pardo (Ursus arctos) procedente de la Reserva de Caza de Jelen, en Eslovenia. El ejemplar es un macho de entre nueve y diez años de edad, un peso aproximado de 205 kilos y  ha sido bautizado como Goiat. Esta palabra, en la variante pallaresa, significa chico joven o soltero.

El director general de Políticas Ambientales, Ferran Miralles, ha explicado que “ayer lunes, a las 21 horas, en Isil, bajo la lluvia, se soltó” el nuevo macho. El hecho de haberlo denominado Goiat “responde al objetivo” de su liberación, “que el chico joven sustituya el viejo macho Pyros, que ha dominado la genética del oso pardo de los Pirineos estos últimos 20 años”, ha comentado Miralles.

El motivo de la translocación del plantígrado es la necesidad de un macho reproductor entre la población pirenaica de la especie que rompa el dominio reproductor del oso Pyros y que aporte más variabilidad genética. Pyros, también de origen esloveno, procedente de la reserva de Medved, a unos 100 kilómetros de Jelen, llegó a los Pirineos centrales en 1997. Es el padre, el abuelo o el bisabuelo de casi todos los osos de la zona, con los efectos que esto puede llegar a tener en el vigor reproductivo y en la mortalidad de los individuos. Actualmente se estima que en los Pirineos centrales viven entre 30 y 35 osos, de los cuales siete son machos adultos y diez hembras adultas, en edad reproductora.

Liberación controlada

El traslado de Goiat ha sido monitorizado en todo momento por el equipo técnico, formado por nueve personas. El equipo ha custodiado el animal desde su captura, lo ha transportado por carretera en las condiciones más adecuadas hasta que lo han liberado en terrenos del Parque Natural. Cuando lo han capturado le han colocado crótalos en las orejas para facilitar su identificación en libertad.

También le han instalados emisores convencionales en las orejas, además de un collar emisor GPS que permitirá ubicarlo en todo momento y obtener mucha información sobre sus desplazamientos, hábitos y comportamientos. Igualmente, le han tomado muestras de sangre y de pelo que analizarán genéticamente, así como su salud. El director técnico del proyecto Piroslife, Santi Palazón, ha explicado que las muestras servirán “para comprobar que el animal está bien y para estudiar su genética, que nos servirá después para detectar su reproducción”.

mostres

Palazón también ha concretado que “han hecho falta seis intentos de captura” en la reserva eslovena antes de encontrar “el ejemplar que queríamos”. Finalmente, esta se produjo el pasado domingo, 5 de junio, entre las 20 y las 21 horas. El equipo salió de Eslovenia a las 02.30 horas de la madrugada de lunes y llegó al Pirineo catalán a las 20.30 horas de ayer, lunes 6 de junio.

Cuando se agoten las baterías de los emisores, el oso se localizará mediante el seguimiento convencional. Este método de trabajo consiste en la busca y detección pasiva de rastros dejados por el animal en sus desplazamientos habituales, como excrementos, huellas, pelos y otros indicios, además del trampeo fotográfico.

En la liberación han asistido algunos de los alcaldes y presidentes de los entes locales del Pallars con presencia permanente de oso pardo, como son Alt Àneu, Lladorre, Alins, la entidad municipal descentralizada (EMD) de Isil y Alòs, el Consejo Comarcal del Pallars Sobirà y la junta rectora del Parque Natural del Alt Pirineu. El director del Parque, Marc Chaparral, ha explicado que esta decisión obedece a que “esta liberación se ha hecho de manera consensuada con el territorio” y, por lo tanto, sus representantes “han podido disfrutar del momento de la liberación desde dentro de los coches, por motivos de seguridad”.

 Historia de una reintroducción

A mediados de los años 90 el oso pardo estuvo a punto de extinguirse de los Pirineos. Sólo quedó un reducto de población en la zona atlántica, entre Francia, Navarra y Aragón. La extinción habría representado, entre otros aspectos, la pérdida de una pieza básica en el ecosistema. Por eso, durante la segunda mitad de aquella década, se desarrolló un programa LIFE, coordinado entre Francia y España, con Navarra, Aragón y Cataluña. El principal objetivo fue realizar una experiencia piloto. Se liberaron tres osos en los Pirineos centrales para evaluar su adaptación al medio y testar los métodos de translocación.

En concreto, en 1996 se introdujeron dos hembras, Ziva y Mellba, y en 1997, un macho, Pyros, todos procedentes de Eslovenia. El origen fue seleccionado atendiendo estudios que demuestran que los osos balcánicos, del sur de Escandinavia, y los del sur y suroeste de Europa pertenecen a una única línea genética, que se explica por el hecho que se produjo un refugio durante la última glaciación al sur de Europa.

Estos ejemplares se adaptaron y tuvieron cachorros en la zona. El Estado francés, después de firmar un protocolo internacional de colaboración con Andorra y España, liberó cinco nuevos osos en 2006. Fueron cuatro hembras, de las cuales sólo dos viven todavía –Hvala y Sarousse– y un solo macho, Balou, que murió por el impacto de un rayo en el 2014.

Evolución demográfica positiva

Desde los primeros progenitores, en los Pirineos centrales (Val d’Aran, Pallars Sobirà,  Pallars Jussà, Alta Ribagorça, Alt Urgell y Cerdanya) se han obtenido primeras y segundas generaciones, completando el ciclo biológico, y no han aparecido problemas de adaptación. La variabilidad genética es baja, pero no extraordinariamente baja para el número de fundadores. Pyros, que ya tiene 27 años y se acerca a la senectud, ha reproducido en 16 ocasiones entre 1997 y 2016 con seis hembras diferentes, y ha tenido 28 hijos conocidos. Prácticamente todos los machos en edad reproductora son parientes directos suyos. Los últimos datos confirman que el único no emparentado con él, Balou, tuvo un solo hijo póstumo, en 2015, con la hembra Plume. En cambio, las hembras reproductoras representan a tres estirpes diferentes, procedentes de las fundadoras Ziva, Mellba y Hvala.

Consolidar el futuro del plantígrado

En el año 2014 se puso en marcha el proyecto europeo LIFE+ Piroslife, para la “Consolidación de una población de osos en un territorio de gestión fragmentada: los Pirineos centrales”, de la mano de cinco socios: el Departamento de Territorio y Sostenibilidad y Forestal Catalana, de la Generalitat de Catalunya; el Conselh Generáis d’Aran; la Fundación Oso Pardo; y la Universitat de Lleida.

El proyecto, que tiene un presupuesto de 2,5 millones de euros, el 75% proveniente de fondos de la Unión Europea (UE), se encuadra en los programas Life-Natura, que quieren contribuir a la aplicación de la directiva comunitaria relativa a la conservación de la naturaleza para mantener y mejorar los hábitats y las especies de interés comunitario de los espacios designados dentro de la Red Natura 2000.

El Piroslife está planteado para implementar una serie de medidas y acciones que permitan consolidar el futuro del oso pardo en un entorno favorable y generar productos y sistemas que puedan ser exportados al resto del Pirineo y a otros zonas de Europa. El proyecto se considera clave para la dinamización económica del territorio aprovechando el atractivo y las potencialidades que puede generar la fauna salvaje y el patrimonio natural para el turismo y otros sectores. Entre las diferentes acciones que se están llevando a cabo destacan las relativas al fomento de la coexistencia entre el oso pardo y la ganadería extensiva –con ganado ovino, caprino, equino y vacuno– y la apicultura de montaña; la conservación y mejora del hábitat; la educación ambiental; la comunicación y la formación; y la liberación del nuevo ejemplar.

Miralles ha avanzado que “ahora tenemos tres años por delante donde nos centraremos en la cohabitación del oso con otros sectores productivos” porque la presencia del plantígrado “pueda ser un recurso más para el territorio”. Las medidas que se están impulsando trabajan “por una cohabitación más pacífica y tranquila”, ha asegurado. 

Coexistencia con la ganadería

Los osos son animales omnívoros. Tres cuartas partes de su alimentación está basada en los vegetales –como hierbas, frutos secos o fruta–, además de insectos, miel, setas y huevos. Acostumbran a satisfacer sus necesidades de carne aprovechando carroñas de ungulados, a pesar de que se documentan casos de predación sobre la ganadería y la apicultura. Las acciones encaminadas a favorecer la coexistencia con este sector son uno de los ejes principales del proyecto. No en vano representan, aproximadamente, un 40% del presupuesto del Piroslife, es decir, más de un millón de euros, mayoritariamente para el Pallars Sobirà y la Val d’Aran.

En este sentido, Miralles ha explicado que “este verano tendremos a punto una modalidad de póliza mediante la cual será la Generalitat quién asegurará el ganado por daños de oso, lobo o buitre, en vez de los ganaderos”. Así, “si se producen daños, el pago se podrá hacer en cinco días, una vez peritado”, un plazo mucho más ágil que en la actualidad, ha concretado.

Se están realizando diferentes acciones para la prevención de ataques de oso pardo sobre rebaños y colmenas. Además del pago de los daños ocasionados, existe un programa de apoyo a ganaderos y propietarios de rebaños en régimen extensivo de montaña, para que agrupen sus rebaños como medida efectiva de protección y de vigilancia cuando pacen en zonas con presencia de oso pardo. Se han contratado pastores y ayudantes de pastores de ovejas y cabras, vacas y asnos para controlar y supervisar los animales en la montaña y también se lleva a cabo la colocación, el control y el mantenimiento de cercados eléctricos instalados para proteger las colmenas de las explotaciones apícolas contra posibles predaciones.

Recuperar la biodiversidad y dinamizar el territorio

Hasta ahora se han contratado pastores –dos en la Aran y tres en el Pallars– y ayudantes de pastores de ovejas y cabras, tres vaqueros, y servicios de pastoreo. También se han agrupado una veintena de rebaños. Se han construido cuatro cabañas para pastores y se les ha proporcionado 12 perros de protección, además de instalar cercados electrificados. Fruto de la colaboración con el sector, se han realizado talleres para seleccionar propuestas conjuntas de gestión futura, y se ha ofrecido formación a pastores y ganaderos en relación a la coexistencia con el oso pardo, a través de la escuela de pastores, las escuelas agrarias y diferentes asociaciones.

Se trata, en definitiva, de apoyar a la conservación del oso pardo como elemento de recuperación de la biodiversidad, pero también como elemento dinamizador, haciendo efectiva la coexistencia con los habitantes del territorio, apoyándolos para compatibilizar sus actividades con la presencia del plantígrado.